¡Hay que tener nervios de acero para perseverar en los trámites de inmigración! Las exigencias gubernamentales son numerosas y las vicisitudes de la vida, inevitables. Marta sabe del tema…
En el marco del proyecto Memorias de inmigrantes, el Centre des mémoires montréalaises se reunió con mujeres venidas de otros lugares que generosamente relataron su experiencia personal. Una serie de artículos “Testimonios” traza las grandes líneas de los recorridos únicos que se entrelazan y contribuyen a la historia de la ciudad.
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Marta Chernetz
Durante sus primeros meses en Montreal, cuando la nostalgia de Buenos Aires era demasiado fuerte, Marta llevaba a su hija menor al centro de la ciudad para escuchar los sonidos de las bocinas y respirar el aire contaminado que emanaba de los tubos de escape de los automóviles. De hecho, en comparación con la capital argentina, que tiene más de 13 millones de habitantes, Montreal se parece a un pueblo.
A pesar de esta nostalgia por su país pasajera, Marta y su familia se acostumbraron rápidamente a la tranquilidad y la calma de la metrópoli de Quebec. Después de todo, eso es exactamente lo que buscaban cuando iniciaron los trámites de inmigración, trámites que fueron más complicados de lo que esperaban. En enero de 2019, el Centre des mémoires montréalaises se reunió con Marta para que nos contara su historia.
Orígenes argentinos
Marta Chernetz en 1964
Nacida a principios de los años 60, Marta creció en Argentina durante la dictadura militar. Llegado el momento de ir a la universidad, quiso estudiar filosofía y trabajar en la radio, pero estas áreas eran inaccesibles en un país donde la libertad de expresión estaba reprimida. Decidió entonces aprender idiomas extranjeros con el objetivo de irse a vivir a otro lugar que le permitiera concretar sus ambiciones. Obtuvo un diploma de profesora de francés.
Tras la dictadura, Argentina fue gobernada por sucesivos gobiernos que aplicaron medidas neoliberales, entre ellas la reducción de los servicios públicos y del apoyo a las familias. Ya casada y madre de cuatro hijos, Marta combinaba diversos trabajos de docente para poder llegar a fin de mes. Agotados por esta vida en la que no podían ver crecer a sus hijos, ella y su marido emprendieron el sueño migratorio. Su mirada se posó en Quebec, donde esperaban encontrar lo que necesitaban: “Argentina es un país muy bello. […] Pero, a nivel de la estructura legal o social, Quebec es mucho más respetuoso de los derechos humanos. Y eso es lo que estábamos buscando. La seguridad, el respeto de los derechos, la tranquilidad, el tiempo libre, sobre todo eso.”
Paréntesis estadounidense
Marta Chernetz (famille)
En 1999, camino a Montreal para un viaje exploratorio, Marta hizo una escala en casa de su hermana en las afueras de Nueva York. Una vez allá, su hermana le impidió regresar. La ayudó a traer a su familia y a iniciar los trámites para obtener los documentos que le permitirían ejercer como docente en Estados Unidos. Poco tiempo después de instalarse, su vida ya era mucho más tranquila que en Argentina. Hasta que el 11 de septiembre de 2001 todo cambió dramáticamente. Desde su ventana, Marta vio el humo escapar de las torres gemelas que se derrumbaban junto con su sensación de seguridad: “Después de los ataques, ya no fue lo mismo ir a Nueva York. Todas las paredes y los metros estaban llenos de fotos de los desaparecidos durante los ataques. Nos volvían los recuerdos de los carteles de los desaparecidos de la Argentina durante la dictadura”. La pareja regresó entonces a su idea original: Montreal. Pero, para ello, Canadá les imponía retomar las gestiones desde el principio, en Argentina.
Quebec en Argentina
Marta Chernetz en 2017
A principios de los años 2000, Argentina se hundió en una profunda crisis económica. La población se rebeló contra la clase política, el empleo era precario y la tasa de desempleo pasó del 16,4% en 2001 al 23,8% en 2002. Al mismo tiempo, Quebec llevaba a cabo una importante campaña de reclutamiento de inmigrantes. Según Marta, el contexto de crisis permitió a la provincia francófona canadiense contratar fácilmente a jóvenes argentinos diplomados y cualificados que no encontraban trabajo en su país natal.
Es un tema que ella conoce ya que, a su regreso, fue contratada como profesora en la Alianza francesa, una asociación cercana de la, por aquel entonces, Delegación de Quebec en Argentina. Esta última le encomendó la preparación de los candidatos a la inmigración para el examen de francés. En efecto, aunque la Delegación era muy activa, las exigencias seguían siendo elevadas para los solicitantes. Se requerían exámenes médicos, exámenes de conocimiento, clases auxiliares, entrevistas, innumerables formularios, etc.[AG1]
A priori, Marta y su marido tenían todo lo necesario para ser admitidos. Sin embargo, se enfrentaron a un agente que, según Marta, “rechazaba a todos”. En el espacio de un encuentro, el sueño se derrumbó de nuevo. Para quien había estado trabajando en la preparación de candidatos para la inmigración durante años, la noticia fue difícil de tragar. Escribió una carta de queja a la Delegación. Nacida de un padre judío, decidió también hacer llegar la carta a la comunidad judía en Argentina, sabiendo que su diáspora era influyente y solidaria. Esta iniciativa dio sus frutos y finalmente obtuvieron sus papeles de Quebec en 2005. A continuación, debieron iniciar los trámites con Canadá. Después de muchos obstáculos, la familia de Marta llegó a Montreal el 21 de febrero de 2008, durante un invierno en el que las nevadas batieron récords.
Bienvenida a casa
Marta Chernetz en 2018
Además del trabajo, tuvo que adaptarse al ritmo de Quebec: “Todo era lento aquí. Estábamos haciendo cola frente a un mostrador para hacer un trámite y veíamos que el empleado hacía una cosa a la vez. ¡Nos poníamos como locos!” Escuchar era otro desafío: “había que esperar a que el otro terminara de hablar para poder responder. Eso no existe en Argentina, todo el mundo habla a la vez”. Ahora, cuando viaja, echa mucho de menos estos aspectos de Quebec. De hecho, al regresar de un viaje a su tierra natal, cuando un empleado del aeropuerto de Montreal le dice: “¡Bienvenida a casa!”, Marta se da cuenta de su apego. Marta explica: “Tenía lágrimas en los ojos […] y pensé: Sí, es cierto. La integración es tener un hogar aquí, reconocer Montreal, Quebec, como mi hogar. Aquí está mi casa.”
A lo largo de su historia, Canadá y Quebec han implementado varias campañas promocionales en otros países para atraer a inmigrantes, a menudo para satisfacer las necesidades de mano de obra o colonos. Los promotores mostraban representaciones idealizadas e imaginadas de la vida en suelo canadiense. Por ejemplo, a principios del siglo XX, las pintorescas imágenes de los grandes espacios verdes y de las tierras de cultivo encantaban a los europeos y muchos vinieron a instalarse.
Mucho más recientemente, la Delegación de Quebec en Argentina presentó películas promocionales a los alumnos de Marta, quien trabajaba para la Alianza francesa. Ella cuenta con una sonrisa: “¡Mostraban vídeos que eran magníficos! ¡Nos daban muchas ganas de ir a Quebec! Incluso nos encantaba la nieve. Se veía gente feliz esquiando. No se mostraba el verdadero frío ni la nieve de febrero en Montreal. Se mostraban paisajes magníficos de nieve; incluso el camping, los lagos, las montañas, todo era increíble. Y la posibilidad de tener un trabajo. En estos vídeos se mostraba a personas que estaban contentas de ir a la universidad, de hacer estudios y a obreros que recibían su salario. Y la vida cultural, también la vida cultural de Montreal. Todo el mundo se veía muy contento”.
CARRÉ, Marie-Noëlle. « Le développement durable, approches géographiques. Buenos Aires, ou les territoires de récupération », Geoconfluences, [En ligne], 2008.
http://geoconfluences.ens-lyon.fr/doc/transv/DevDur/DevdurScient8.htm
CHARBONNEAU, Denis. L’immigration argentine et péruvienne à Montréal : ressemblances et divergences, de 1960 à nos jours, Mémoire (M.A.) en histoire, UQAM, 2011.
LINTEAU, Paul-André. « Les grandes tendances de l’immigration au Québec (1945-2005) », Migrance, no 34, 2009.