En el siglo XX, muchos colombianos se establecieron en Montreal, en condiciones muy diversas y por diferentes razones. Hoy forman una comunidad original.
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La emigración de colombianos hacia Montreal se inscribió en el flujo migratorio sur-norte desencadenado en el conjunto de las Américas y el Caribe a partir de los años 1930. En este proceso de desplazamiento de la población continental, los colombianos llegaron a Montreal en cuatro oleadas migratorias.
Primera ola: de la élite a los trabajadores
La primera ola tuvo lugar entre los años 1950 y 1970, correspondientes a los periodos llamados La Violencia y el Frente Nacional de la historia colombiana. En general, antes de 1950, el establecimiento de colombianos en Montreal era episódico. En la década de 1960, todavía formaban un grupo pequeño, ya que Canadá era un destino elegido solo por algunos miembros de la clase privilegiada, que preferían hacer turismo fuera de Europa, y por estudiantes universitarios. Según el autor Fernando G. Mata, una gran parte de los colombianos de Montreal son hijos de inmigrantes de origen europeo que eligieron Colombia entre las dos guerras mundiales. El historiador Denis Charbonneau explica en gran parte el escaso número de inmigrantes argentinos y peruanos en Montreal, antes de los años 1970, por la política de inmigración canadiense que no favorecía la instalación de los latinoamericanos. La escasa presencia de colombianos en Montreal en la década de 1960 se debió sin duda a esta política.
La primera ola de trabajadores colombianos en Montreal, la de los años 1965-1970, fue el resultado de los cambios introducidos en la ley de inmigración a finales de los años 1950. A partir de 1962, los inmigrantes económicos fueron seleccionados, como lo subraya el autor Reginald Whitaker, “en función de sus competencias y de sus medios de subsistencia, independientemente de su país de origen”. Las categorías socioprofesionales de los inmigrantes colombianos en Montreal comenzaron a cambiar significativamente, ya que los trabajadores especializados llegaron como parte de las políticas canadienses para atraer mano de obra y promover el desarrollo económico.
Segunda ola: Colombia, fuente de trabajadores
Colombiens - rassemblement
La segunda ola de inmigración tuvo lugar entre 1971 y 1996. Este período de Colombia se caracteriza por el retorno a la democracia formal y por la aparición de un flujo migratorio de carácter intercontinental. Entre el final de la primera ola migratoria hacia Canadá y el inicio de la segunda ola, Colombia integró un grupo de 10 países latinoamericanos (con Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), que constituyeron la fuente principal de trabajadores calificados o no calificados en Canadá y la región.
Según Sheilagh Knight[AC2] , que examinó datos de Estadísticas Canadá sobre la inmigración latinoamericana en Quebec entre 1973 y 1986, y Fernando G. Mata, que trabajó sobre la inmigración latinoamericana en Canadá entre 1966 y 1972, en ese periodo el 92% de los inmigrantes latinoamericanos en Canadá procedieron de estos 10 países. Hasta 1972, los trabajadores representaban uno de los porcentajes más altos entre los ciudadanos de estos países autorizados a inmigrar a Canadá. Sin embargo, como lo demuestran André Jacques, Jean-Pierre Gosselin y Sheilagh Knight[AC3] , esta dinámica cambió considerablemente tras la adopción por parte de las autoridades migratorias canadienses de un programa especial para los solicitantes de asilo refugiados procedentes de los países del Cono Sur (Uruguay, Argentina y Chile), puesto en marcha a mediados de los años 1970 tras el golpe de Estado en Chile.
En esta segunda ola, entre los latinoamericanos inmigrantes en Canadá que no se beneficiaron de los programas establecidos para las personas protegidas a título humanitario, los colombianos ocupaban el cuarto lugar (detrás de los mexicanos, los peruanos y los ecuatorianos). Las personas protegidas por razones humanitarias podían acceder a dicho estatus si su vida estaba en peligro en su país de origen o de residencia, a causa de su raza, su religión, su nacionalidad, su pertenencia a un grupo social o sus opiniones políticas.
En cuanto a los orígenes regionales de los inmigrantes colombianos, el trabajo de campo y las fuentes consultadas muestran que la mayor parte de los trabajadores inmigrantes llegados en este período provinieron de las ciudades de Medellín, Cali y Manizales, que eran reconocidas en Colombia por su desarrollo industrial.
Algunos años más tarde, la presencia de este contingente de trabajadores estimuló la llegada de un número importante de nuevos inmigrantes colombianos a Montreal por razones de reunificación familiar. También fueron los inicios de una red migratoria y del desarrollo progresivo de una cadena migratoria que une las regiones de Colombia más afectadas por la emigración (Cali, la región de las cafeteras, Medellín y Bogotá) con la ciudad de Montreal.
Tercera ola: la acogida de los refugiados colombianos
Más adelante, a mediados de la década de 1980, los primeros refugiados y solicitantes de asilo colombianos llegaron a la metrópoli quebequense. Este fue el inicio de la tercera ola de inmigración, que tuvo lugar entre 1997 y 2011 en el marco de un programa de las Naciones Unidas y estuvo signada por la llegada de un gran número de refugiados por razones humanitarias. El objetivo principal era paliar la profunda crisis de los derechos humanos en Colombia, la cual databa de mediados de los años 1980. Esta crisis obligó a más de seis millones de personas a desplazarse dentro del país o a abandonarlo y refugiarse en los países vecinos, pero también en América del Norte y en Europa. Esto ha hecho de Colombia uno de los pocos, si no el único, país del mundo aparentemente democrático con un gran número de refugiados externos y desalojos internos.
La generalización de la violencia contra la población civil ha llevado a la comunidad internacional a implicarse más en Colombia y, a partir de 1997, un gran número de países, entre ellos Canadá, abrieron sus puertas a los refugiados colombianos, facilitando el asentamiento de las personas que corrían el riesgo de ser asesinadas o de desaparecer. Aunque la mayoría de los refugiados colombianos acogidos en Quebec fueron enviados a las regiones, los solicitantes de asilo procedentes de Estados Unidos se dirigieron más hacia Montreal. Más adelante, un gran porcentaje de los refugiados se trasladó de las regiones hacia Montreal.
Cuarta ola: las cadenas migratorias
Colombianos - fútbol
La cuarta ola comenzó en 2012, después de que el gobierno de Stephen Harper pusiera fin al programa de protección de la categoría de "persona de país de origen designado" en octubre de 2011. En el momento de la supresión de esta categoría del sistema de protección de los refugiados, Colombia formaba parte del grupo de países cuyos ciudadanos podían optar al reasentamiento en Canadá por razones humanitarias. Esta categoría permitía a los solicitantes de asilo pedirlo en Canadá mientras residían en Colombia.
A partir de ese momento comenzó un nuevo periodo, que se extiende hasta nuestros días. La información recopilada muestra que los inmigrantes colombianos que se establecen en Montreal desde 2012 lo hacen en el marco de los programas de reunificación familiar o de las políticas económicas canadienses orientadas a la contratación de mano de obra en el extranjero. Como señaló Radio Canadá en 2016, los refugiados han llegado desde entonces a través de patrocinios del sector privado o negociaciones directas entre Canadá y la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Esta nueva ola migratoria también es dinamizada por redes y cadenas migratorias que unen Montreal y varias ciudades de Colombia. El fuerte crecimiento de la comunidad colombiana de Montreal debido a la afluencia de refugiados durante la década de 2000 contribuyó a consolidar las redes migratorias que ya existían, haciendo de Montreal un importante polo de atracción para los colombianos que planean emigrar. Además, el auge de los medios electrónicos y de las redes sociales aumenta la posibilidad de apoyarse en los ciudadanos colombianos ya instalados en la metrópoli quebequense.
Ubicación de los colombianos en Montreal
Los colombianos que viven hoy en Montreal no se concentran en un barrio en particular, sino que se encuentran dispersos por toda la geografía de la ciudad. En 2011, la población de origen étnico colombiano representaba más del 10% de la población total en tres barrios: Côte-des-Neiges–Notre-Dame-Grâce, Saint-Léonard y Villeray–Saint-Michel–Parc-Extension. En síntesis, los colombianos, llegados a Montreal por diversas razones y en diferentes épocas, constituyen ahora una comunidad dispersa y móvil en el plano geográfico, caracterizada por un esquema organizativo precario e informal.
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